A veces pienso que no existen todos mis complejos.
A veces pienso que no existen todos mis defectos.
Desde que descubrí que
Los Serrano había sido un sueño de Resines, mi relación con la
ficción española se rompió.
Nunca he sido fan del
género patrio, y no porque al compararlo con series extranjeras las
producciones nacionales parecieran un chiste, que tampoco es eso; sino
porque con su afán de querer ser un producto para todos los
públicos sólo consiguen desvirtuar la trama principal colándonos
siempre esa historia de amor imposible con triángulo amoroso
incluido; o esas historias de niños inocentes que siempre lían
alguna y son el contrapunto de comedia; o los dramas familiares del
tipo que se les ocurra; o el abuelo/a que siempre tiene algo que
decir y nadie le hace caso...
Si al batiburrillo de
tramas, diferentes pero siempre iguales entre sí, le añadimos los
90 minutos de duración y el trato, a veces carente de tacto hacia el
espectador y respeto al producto, que le suelen dar las cadenas
televisivas emitiéndolas más allá de las 22.30 y con
bloques de anuncios interminables, entonces: apaga y vámonos.
A mi se me hace difícil
ver productos españoles y tener una opinión positiva de ellos, no
sé a vosotros.
Sin embargo, hace tiempo
que se vienen urdiendo pequeños experimentos en nuestra ficción,
series que comienzan a explorar tramas nuevas más allá de la
comedia familiar, e incluso las hay que comienzan a prescindir de
niños y abuelos. (No incluir adolescentes aún les cuesta, será que saben que si añaden protagonista buenorro, la ecuación aumenta la audiencia).
"Motivos
Personales" fue la primera en dar el gran paso y arriesgar. Al
final fue cancelada en su segunda temporada, pero cosiguió
convertirse en una de las primeras series de culto española. Y es
que en los últimos años hay hueco en nuestra ficción para
productos con una trama sólida, distinta y original.
Éste mes, hemos podido
asistir al nacimiento de dos series que nos plasman un
escenario seriéfilo patrio completamente nuevo y diferente: Bajo
Sospecha y El Ministerio del Tiempo.
La primera es un thriller
policíaco. Dos policías, interpretados por Blanca Romero y Yon González, deben investigar la extraña desaparición de
una niña durante la celebración de su primera comunión. Para ello
deberán hacerse pasar por vecinos del pueblo y descubrir qué es lo
que verdaderamete pasó ese día. No lo tendrán fácil pues la
familia parece tener mucho que ocultar.
La serie tiene
ingredientes típicos, si. Familia, niños...incluso atisbo de que
con esa tensión sexual no resuelta entre protagonistas nos van a
volver a colar la historia de amor. Sin embargo, la serie parece
alejarse de los clichés habituales. Cuenta con un ritmo fluido, una
atmósfera claustrofóbica y varios giros inesperados que nos
mantendrán pegados al sofá, confusos y aturdidos, esperando a que
llegue el siguiente capítulo.
De momento Antena 3 está
cuidando su producto estrella de esta temporada, emitiéndolo casi
puntualmente, del tirón y sin anuncios. Supongo que en cuanto
afiancen espectadores volverán a su trato habitual de: empezar con
un resumen, colarnos anuncios, volver con el resumen, que empiece la
serie, tres segundos de serie y vuelta a los anuncios. Luego un par
de bloques por el medio y con suerte nos vamos a la cama antes de
las 00,30.
La otra serie, que quizás
supone un cambio más notable en la ficción española es El
Ministerio del Tiempo, protagonizada por Rodolfo Sancho, Aura Garrido y Cayetana Guillén Cuervo; se convierte en la primera serie de ciencia ficción seria y
solvente de nuestro país. Si por algo nos ha sorprendido el producto de la uno es
porque no nos esperábamos tamaña calidad.
Una fotografía de cine
acompaña a una historia sorprendente sobre el secreto mejor guardado
del Estado Español: la existencia del Ministerio del Tiempo, que
vela porque la historia de nuestro país siga siendo la misma y nadie
trate de cambiarla.
En el primer capítulo
emitido, nos introducen en todos los entresijos del Ministerio:
sabemos que los viajes solo pueden ir hacia el pasado y nunca al
futuro, que el tiempo es entendido como un lugar y que a sus
funcionarios les van a recortar la extra de navidad, pero a cambio
les dan un móvil intertemporal que es capaz de llamar a través de
los años, décadas, y siglos. ¡olé!
Lo cierto es que, aunque peca en exceso de croma en algunas escenas, el guión
es ingenioso, con infinidad de guiños a nuestra cultura, y extrañas
dosis de humor en las que no sabes muy bien si se están quedando con
el personal o lo que dicen es serio (El momento de nos han recortado la
paga extra es indescriptible.)
Televisión Española,
por su parte, ha decidido cambiar el horario y día de emisión para
evitar competir directamente con Bajo Sospecha. Su cambio a los
lunes, enfrentándose con otros dos esperados estrenos:
Casados a Primera Vista y Los Nuestros (otra que se está ganando
buenas críticas) ha mermado sus datos de audiencia, bajando de 14,8
al 12,9%. Veremos cómo evoluciona y qué decisión toma Televisión
Española, sería una pena que los datos no acompañaran a este
extraño, delirante y fresco experimento patrio.
Os dejo la banda sonora de hoy: Planilandia, de Lori Meyers incluída en su álbum Impronta (2013).
Planilandia también es el Título de una novela de Edwin A. Abbot.
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