jueves, 3 de abril de 2014

11. La Teoria M.

Veíamos mal la perspectiva. Ese era nuestro problema.

Si algo se puede decir, casi con rotundidad a día de hoy y de modo unánime, es que la serie revelación de este primer periodo de 2014 ha sido True Detective. La serie de detectives de HBO  protagonizada en su primera temporada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson ha causado verdadero furor entre los fans.


La historia de Martin Hurlt (Harrelson) y Rustle Cohle (McConaughey) y de la investigación en el año 1995 de un asesinato con aires de ritual satánico y un posterior asesino en serie cuya pista parece seguir viva diecisiete años después, ha cautivado a miles de ávidos seriefilos y amantes del género policíaco.

"La reinvención del genero", "Una serie imprescindible", "La serie del año" y así, un comentario tras otro de alabanzas, buenos haceres y magníficas interpretaciones. Lo cierto es que bien merece la serie ser vista solo para sorprendernos una vez más con McConaughey, quien derrocha todo el talento que ha estado desperdiciando durante tantos años.

Su personaje sin duda, es EL personaje. Un tipo raro, inquietante y oscuro. Al borde de la locura. Cercano a la genialidad. Mundano en general y sin nada especial. El personaje de Harrelson, por el contrario, es un tipo normal, un padre de familia con un lío de faldas. Por momentos bobalicón. Y la mayoría del tiempo impredecible, irracional e iracundo.

Ambos contrarios y sin embargo complementarios. Y ahí reside el alma de la serie. La razón de que guste, triunfe y se la alabe. Y es que por momentos perdemos el hilo de la investigación para pararnos, adentrarnos y deleitarnos en las vidas de estos personajes.

Aparte de este peculiar totem y la inquietante caza del asesino; la serie maravilla y conquista también por esos pequeños detalles, que la hacen especial y la diferencian de otras de su género: su música, su cabecera, su plano secuencial del capítulo 4, su escenografía oscura y sombría y esas referencias omnipresentes a Lovecraft (Que para mi eran totalmente desconocidas y que descrbrí gracias a este artículo  donde te explican muy bien los origenes del Rey Amarillo y Carcosa.)



Analizando todo esto, se entiende porque las alabanzas eran unánimes. Claro que luego llegó el capítulo 8 y ese final "raro" que pocos se esperaban.

(Nunca creí que diría esto, pero...) a partir de aquí si no has visto el final no sigas: ¡¡¡Spoilers !!!.

Para muchos, fue decepcionante descubrir que finalmente, el asesino, era un tipo normal, que como siempre pasaba por los primeros capítulos desapercibido, y que las teorías conspiranoicas que no paraban de tejerse en sus mentes, no tenían cabida en un fin de temporada que cerraba la historia del asesino de Louisiana de un modo más o menos feliz.

Pero el problema ya nos lo adelantaba Rustle en uno de sus inquietantes monólogos sin sentido aparente e ingenioso de todos modos: No lo estábamos viendo desde la perspectiva adecuada: veíamos la esfera y no el círculo. Nos cegaba el hecho de encontrar al asesino, de que su descubrimiento nos sorprendiera y nos dejara sin aliento. El momento cumbre. La adrenalina. El gran final.

Y al final, siempre se trató del camino.


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