viernes, 11 de julio de 2014

20. 700 vinilos

Perdónenme la ausencia, me estaba despidiendo.

Cantaba Elton John que la palabra más difícil de decir era Perdón. Orgullosos del mundo, estáis de enhorabuena, porque Elton John no tenía ni puta idea.

Mi padre solía decir que llorar por los que ya no están es un acto de puro egoísmo. No lloramos porque se hayan ido, sino porque los que nos quedamos en tierra les vamos a echar de menos. ¡Menuda Gilipollez más grande! Pensaba yo. Y sin embargo, cuánta razón.

Porque decir Adiós implica eso, saber que vas a echar de menos. Que cuando pronuncies las últimas palabras nada volverá a ser igual. Y comienzas a dedicar todo tu tiempo a hacer acopio de momentos que guardarás con especial recelo, porque son los últimos. Coleccionas largas conversaciones, caricias, cogidas de mano y eternos silencios que echan su propio pulso a un reloj que continua indómito su marcha hacia el futuro. Y destierras a las musas.
O ellas deciden irse.

Y un día te encuentras que llega el final, y no es épico, ni poético; ni siquiera es silencioso. Y te toca despedirte, y quieres que las últimas palabras sean épicas y poéticas, que signifiquen algo. Y lo único que se te ocurre son los versos de la última canción que has estado escuchando en tu Ipod "Buenas noches, ten un buen viaje".

 

Y entonces te engulle la nada. Y en tu cabeza suenan los acordes de otra vieja canción. Te preguntas si os vereis en el cielo, si dirá tu nombre y te cogerá de la mano, si será lo mismo.

Pero como decía Eric, los que nos quedamos tenemos que continuar, porque aún no pertenecemos a ese lugar.


Así que con paciencia aprendes a vivir tu nueva vida, que en realidad es igual que la de antes pero con algunos matices: aprendes a hablar en pasado y a convivir con el vacío que habita en tus entrañas.
Sin quererlo comienzas a hablarle a una foto vieja, repites las manías que tanto odiabas y acabas desempolvando viejos vinilos, que desempolvan viejos recuerdos, que te hacen sonreír.


Y descubres que la vida siguió. Y  que mientras tú acabas de ordenar los 700 vinilos de tu padre,  la Reina de Mayo sigue buscando dónde comprar una escalera que vaya al cielo.









No hay comentarios:

Publicar un comentario