jueves, 26 de febrero de 2015

24. Black Holes And Revelations

Si no has visto por lo menos hasta la tercera entrega de Homeland, te recomiendo que NO sigas leyendo.


 Our Hopes And Expectations
Black Holes And Revelations 

(Nuestras esperanzas y expectativas
agujeros negros y revelaciones) 



Tras una floja tercera entrega, que consiguió aburrir a público y crítica hasta casi la mitad de su temporada; y tras la decisión tomada en el último capítulo, muchos augurábamos a Homeland el mismo destino al que se ve abocado su flamante protagonista: La horca.

Homeland se había convertido en un producto a la deriva, durante tres temporadas había llegado tan lejos solo para acabar sin rumbo y sin manera de poder volver a donde había empezado, había sido tal la decepción que miles de voces se preguntaban ¿Y ahora, qué? O directamente afirmaban que la serie debería haberse cerrado en tres temporadas y no renovar por una cuarta. Para que negarlos, muchos habíamos perdido toda esperanza.

Puede que Homeland hubiera sido la serie perfecta de haberse cerrado en una sola temporada; puede que esté irremediablemente perdida en el mar, viajando a la deriva, esperando encontrar una luz de estrella que la guíe de nuevo a su hogar; o puede que, simplemente, necesitara soltar lastre para poder contarnos lo que nos venía a contar desde el principio.

Tras el polémico final de la tercera temporada, Alex Gansa (Showrunner de la serie) confesó que el personaje de Brody estaba destinado a morir en aquel Bunker, pero que tras una petición de la cadena, decidieron cambiar las tramas y dejarlo con vida.

Supongo que saber que el plan nunca fue que el personaje interpretado por Damian Lewis pasara de los trece capítulos te acaba cambiando la perspectiva de la serie y la visión que tenías de la misma. Si el fin de la serie nunca ha sido contarnos la historia de amor más enrevesada, caótica y abstracta de los últimos años, entonces ¿Qué era lo que nos quería contar?

Lo cierto es que si Homeland quería llegar a alguna parte y no acabar siendo una mera caricatura de sí misma, debía de reinventarse y salir de ese agujero negro a donde la relación de los dos protagonistas la había llevado. Iba a resultar muy inverosímil que estos dos tuvieran una mínima oportunidad de acabar juntos y ser felices, y tampoco era el plan de los guionistas, quienes vieron que la solución más lógica, por mucho que nos doliera o nos indignáramos, era la que se tomó en el capítulo 3x12.

Y después de ver la cuarta temporada, lo único que lamento, es que eso no lo hubieran echo antes.

La serie por fin nos está contando lo que venía a contar: Una historia de espías, donde todos esconderán secretos, nadie será lo que parece y una vez más se nos plantea esa duda moral sobre quién hace el bien y quién el mal.

La decisión de llevar toda la acción a Pakistan y Afganistan ha resultado un acierto. Da a la serie lo que tanto buscaba, un aire renovado. La aleja de aquellos agobiantes despachos de Langley que ya teníamos muy vistos y se permite el lujo de mostrarnos cómo se viven las guerras del siglo XXI en el campo de batalla.

Y es ahí donde empieza nuestra historia: Con una Carrie rebautizada como “La Reina de los Drones” más fría y sosegada que temporadas anteriores y con una vida familiar que intentar coinciliar, pero con su mismo sexto sentido y, por supuesto, sus pucheros; un Saul que ha decidido darle una oportunidad a su matrimonio y asentarse en Nueva York trabajando para un empresa de seguridad privada; y un Peter Quinn al servicio de la embajada de EEUU en Pakistan al que aún le atormentan sus actos pasados.

Una mala decisión por parte de Carrie y su equipo dará comienzo a una temporada que nos trae de vuelta la mejor versión de Homeland. El ritmo, los giros de guión, la sensación de que algo más grande está por venir... Una auténtica partida de ajedrez, que llega a su climax en “Trece horas es Islamabad”, el mejor capítulo de la cuarta temporada, que lejos de alcanzar el nivel del capítulo final de la primera, se convierte en lo más parecido que hemos podido ver desde entonces.

Después la adrenalina se acaba diluyendo, el efecto de calma tras de la tormenta resulta ser demasiado decepcionante para un espectador acostumbrado a los potentes finales de temporadas anteriores, y acaba desluciendo al conjunto de una temporada que podía haber sido redonda de haber acabado con el cliffhanger del capítulo 11.

El último capitulo se entiende mejor como prólogo a lo que veremos en la quinta entrega, un prólogo lleno de revelaciones y con un inquietante título “Mucho tiempo gestándose” que nos permite plantearnos que quizás muchas cosas de las que han pasado, hayan sido parte de otro plan.


Y para acabar, os dejo con la banda sonora del capítulo de hoy: Starlight de Muse, de su album Black Holes And Revelations




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