Podemos decir que la televisión es un
instrumento moderno que sirve para divertirse, evadirse y
disfrutar; educa, crea debate y controversia; algunos productos son
elevados a categoría de arte, otros son más casposos y parecen solo
querer contribuir a aumentar la cultura del mamarrachismo, escandalosamente en boga en estos tiempos modernos.
La televisión es un instrumento
peligroso, sobre todo si los que están al otro lado no están
educados en la crítica y reflexión de lo que se nos presenta.
Cuando vemos un programa de chicos y chicas ultra bronceados,
musculados hasta el extremo y cuya única preocupación es ganar fama
rápidamente, sin parecerle importar las consecuencias que ello
tendrá después; y lo hacemos con la conciencia de saber que todo es
parte de un espectáculo rocambolesco y hortera cuyo fin es generar
debate y aumentar los ingresos de la cadena; y que la gente de
verdad, la que se toma en serio la vida, no es realmente así.
Entonces podemos verlo porque nos entretenga más o menos semejante
despropósito televisivo, porque nos gusta reírnos de las supinas
estupideces que protagonizan este nuevo género de héroe español, o
simplemente porque nuestra televisión se ha quedado bloqueada en ese
canal y no nos da la cabeza para apagar la tele y encender la radio.
Cada uno puede y debe ver estos programas si le da la gana. Nadie
debe ser quien para decidir que debemos y que no debemos ver.
Los problemas surgen cuando nos tomamos en serio estas
mamarrachas.
Cuando pensamos que el mayor logro que uno puede llegar a alcanzar
es estar bronceado, musculado y que nuestras caras ocupen minutos
televisivos. Cuando pensamos que la vida real es así. Cuando
nuestros ideales de modelaje, nuestros héroes televisivos son del
tipo 100% músculo y 0% cerebro, al que solo le importa salir guapo
en pantalla y tener muchas tías buenas que se peleen por él, o por
ella, que aquí no hay cuestión de género. La falta de neuronas se
reparte equitativamente.
Cuando esto pasa, es cuando olvidamos que el mundo real está ahí
fuera, esperando a que lo descubramos, a que apaguemos la tele y
abramos un libro, o un periódico, o simplemente veamos un
informativo y nos preocupemos de qué está pasando ahí fuera. Y
sepamos que si hoy no hay programa es porque un avión con ciento
cincuentas pasajeros se ha estrellado en Los Alpes, porque ciento
cincuenta vidas han sido truncadas y ciento cincuenta familias están
destrozadas. Porque la vida real importa más que tu estúpido
reflejo en el espejo, y porque, quizás, si leyerais más y supierais
que avión se escribe con v y no con b llegaríais más lejos que
cualquiera de esos ídolos efímeros con cuarto de cerebro que tanto
idolatráis.
La razón de todo esto aquí
Mamarachismo, viene de mamarracho:
(1) coloquial
Persona que viste o se
comporta de forma ridícula, generalmente para hacer reír a otros.
(2) coloquial
Persona que carece de
formalidad y compostura y no merece ser tomada en serio ni ser
tratada con respeto.
Rocambolesco:
adjetivo
Que es exagerado, fantástico o
extraordinario.
En Boga:
Buena aceptación, fortuna o felicidad creciente
adjetivo/nombre común
(1)Dependiente de comercio, especialmente a principios del siglo XX.
(2) Que aunque pretende ser elegante o moderno resulta vulgar, ordinario y de mal gusto.
Supina:
adjetivo
(1) formal
Que está tendido sobre
la espalda. (2) formal
[estado de ánimo, cualidad negativa] Que es muy grande y evidente
Equitativo:
adjetivo
Que tiene equidad.
Equidad:
(1) Cualidad que consiste en dar a cada uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones.
(2)
Cualidad que consiste en no favorecer en el trato a una persona
perjudicando a otra.
Efímero:
adjetivo
- Que dura poco tiempo o es pasajero
- [texto] Que no se escribe con el deseo de perdurar sino para un objetivo concreto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario