House of Cards ha sido una de las series revelación de la temporada
pasada,y su popularidad se ha visto aumentada tras proclamarse fan el
mismísimo presidente de los EEUU, Barack Obama.
House of Cards cuenta una historia que ya fue contada en los años
noventa por la BBC a través de una mini-serie del mismo nombre y que
se basaba en la novela de Lord Dobbs. La historia de Frank Underwood
, interpretado por un estupendo Kevin Spacey, y esposa, la soberbia
Robin Wright, quién, además,
se hizo con el Globo de Oro a mejor actriz por su papel de Claire
Underwood.
Ambos se presentan como un
matrimonio sólido y ambicioso, que luchan de la mano por hacerse un
hueco entre los más poderosos del capitolio.
La serie nos introduce en los
entresijos de la política interior americana en su primera
temporada, y de la exterior en la segunda. Haciéndonos partícipes de
las artimañas que se traen los que nos gobiernan, y dándonos miedo,
mucho miedo, el pensar que a pesar de tratarse de una mera serie de
entretenimiento esto pueda siquiera ser una cuarta parte de verdad.
Además, la serie presenta un aspecto novedoso, que la diferencia de todas las que hemos visto hasta ahora, y es que rompe la barrera que separa a sus personajes de los espectadores.
"Please
allow me to introduce myself I'm a man of wealth and taste "
Frank
Underwood, Francis para los amigos, es un congresista demócrata
hambriento de poder. En el primer capítulo se nos presenta como un
personaje que ha sido niguneado en sus planes para hacerse influyente
en la Casa Blanca, es entonces cuando nos deja bien claro cuáles van a ser sus planes
a partir de ahora: "Usa
toda tu cortesía conmigo, o llevaré tu alma a la perdición."
Junto a él, se encuentra su
esposa Claire, un personaje inquietante, tan ambiciosa como su
marido, quizás más, pero en el que a veces se vislumbran pequeños,
muy pequeños, puntos de luz. Para ella el poder, quizás no lo sea todo.
A lo largo de 26 capítulos
Underwood nos teje una madeja bien enredada de tácticas políticas
entre las que se incluyen sobornos,amenazas, chantajes, zancadillas y
trampas varias, cuyo fin único es beneficiarse a sí mismo (aunque a
veces parezca que lo hace desinteresadamente, no os dejéis engañar).
Lo cierto es que cuanto más poder está en juego, más peligroso e
inestable se vuelve su personaje; una bomba de relojería que puede
estallar en cualquier momento.
El
anelado poder, sus ansias por él, la deshumanización a la que nos
exponemos cuando nuestro único objetivo es conseguirlo, la necesidad
de conservarlo por encima de todo y todos, el hambre insaciable de
más; Frank Underwood no solo representa todo esto, sino que nos
alecciona en que todo vale por conseguirlo y que hacerlo no es un juego
de niños. Él representa lo que una parte de todo ser humano quiere pero, a la vez, odiamos sus métodos tramposos e inmorales. Su personaje
se convierte en una especie de antiprotagonista o antihéroe, sin
ningún valor que le haga merecedor de nuestra empatía, salvo quizás,
su carisma.
Y
así Frank Underwood se balancea entre el odio de unos espectadores y
el agrado de otros. Porque no podemos negar que tiene carisma , mucho
carisma, y eso nos gusta; Y es brillante e inteligente hasta límites
insospechado, y eso nos fascina; pero como persona es tan
despreciable que ya somos muchos los que estamos deseando ver el
momento en que el karma le devuelva todo lo que ha hecho. Y Frank
Underwood, tiene un Karma realmente jodido.
P.D. Ya de paso, os dejo con la banda sonora del artículo ;)
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