Siempre fui a destiempo, no sé si se
trata de algo innato a mi o ha sido una habilidad adquirida a lo
largo de los años, pero la cuestión es que siempre tengo la
sensación de llegar demasiado pronto o tarde a las cosas.
Quizás estrené blog demasiado pronto,
quizás he decidido volver demasiado tarde.
Reconozco que no pensaba volver. Mis
musas se habían ido de vacaciones indefinidas tras los últimos
acontecimientos relatados, esperé días y meses su vuelta. No dieron
señales.
Tampoco me parecía ésto tan
importante, más allá de que escribir sea mi hobby favorito. La utilidad de expresar mis opiniones sobre otro de mis temas
favoritos me parecía, cuanto menos, difusa y algo inútil. Además,
me había ido tanto tiempo que ni siquiera sabía cómo apañármelas
para volver.
Entonces pasó una cosa curiosa, en
apenas dos días, cuatro personas diferentes me hicieron la misma
pregunta ¿Y tu blog, qué? La primera respuesta fue “mi blog
murió, fue horrible” la cuarta no contesté, directamente abrí el
ordenador y comencé a escribir.
Y casi dos meses después aquí estoy,
volviendo, igual que Gardel.
Las musas aún están en viaje de
regreso, y no dejo de preguntarme si la vuelta no será demasiado
precipitada o quizás demasiado tardía. Y a la vez no dejo de
responderme que igual, por primera vez en mi vida, estoy llegando a
tiempo.
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