Vamos a hacer un
ejercicio de reflexión seriéfila. Paremos a pensar un momento en las
series de moda que estamos viendo de unos años a esta parte. Se me
ocurren títulos de los más variopintos que van desde House Of
Cards a Juego de Tronos, pasando por The Walking Dead y dejando en el
retrovisor a The Wire. ¿Qué tienen en común todas estas
series? Sí, son todas series de éxito que marcaron la vida de muchos espectadores, pero además de todo ello está el
hecho de que antes que serie fueron libros.
Puede que las
adaptaciones literarias hayan tenido un resurgimiento especial desde
que EL Señor de los Anillos fuera llevada al cine, después de ella
vino otra gran saga: Harry Potter, y así en los últimos años viene siendo algo normal ver a nuestros héroes literarios en la gran
pantalla. La industria de la televisión ha debido de pensar que la
táctica debía de ser igual de exitosa en la pequeña pantalla o
incluso más, al tratarse de un producto de mayor duración que
podría cuidar mucho más los detalles, y de ésta manera ha
encontrado historias en las que inspirarse aguardando con paciencia en las estanterías.
Ahora que esas
estanterías se van quedando vacías de libros, surgen las ideas de crear series a partir de películas. Las últimas noticias apuntan a que Paramount Tv está
preparando una serie sobre El Show de Truman y otra sobre
Ghost, pero lo cierto es que otras antes que ellas han
desarrollado esta idea: la reciente About a Boy, Anger
Mannagement, Friday Night Live o Buffy Cazavampiros son algunos
ejemplos de esta nueva moda.
Probablemente las series de televisión americanas estén viviendo el mayor apogeo de su
historia. Se han convertido en un auténtico filón; todo el
marketing que las acompaña o el fenómeno fan mundial son algunas de
las razones que han impulsado a muchas cadenas a desarrollar sus
propias producciones televisivas. El mercado está en alza, pero a
veces parece que no nos tienen nada nuevo que contar, parece que es
más fácil, rápido y puede requerir menos esfuerzo desarrollar una
idea que alguien ya desarrolló antes, y además, con éxito.
Pero veamos el otro lado,
dentro de los estrenos más recientes de series nos encontramos con
True Detective, ejemplo de cómo hacer una serie original de
calidad y éxito; The Following (que es el ejemplo contrario)
The Americans u Orphan Black. Los argumentos 100% originales
comienzan a escasear en parrilla¿Nos quedan aún historias por
descubrir que nadie nos haya contado antes? Quizás las series
originales acaben siendo como las Meigas: Haberlas haylas. Lo
difícil será encontrarlas.
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