miércoles, 26 de febrero de 2014

2.

AND THE OSCAR GOES TO....

Tengo una tradición, o al menos ha empezado a ser una tradición a partir de este año.
En casa nos hemos dado un atracón de las películas nominadas a los Oscars y hemos comenzado a hacer apuestas sobre cuáles serán las ganadoras. He de decir que, vergüenza la nuestra, aún no hemos visto ni Philomena, ni la que este año se postula como la gran favorita de la academia: 12 años de esclavitud.

(En nuestra defensa decir que más de un 60% de los americanos no han visto ni una de las nueve películas nominadas.)

Parece que este año en Hollywood se han puesto de moda las películas largas, de duración superior a los 120 minutos. Yo a unas cuantas les quitaba 20 minutos y me contaban lo mismo.

Empezamos de la que menos me ha gustado a la que más y que, en mi opinión (sesgada por la falta de visionado de dos de las películas), se debería llevar la codiciada estatuilla.

  •  7. NEBRASKA de Alexander Payne:

Si existiera el Oscar a la historia más entrañable.
      Nuestro héroe es un anciano con demencia senil que tiene que ir a recoger un premio de un millón de dolares a Nebraska, a donde le acaban acompañando sus hijos y mujer.
      Película costumbrista, con fotografía en blanco y negro, intensos silencios y peculiares conversaciones. La primera hora pasa larga y tediosa a la espera de que se desarrolle la historia; la segunda, tiene hueco para el humor y la ternura.
      Si le quitaran media hora quizás hubiera sido una de mis favoritas. Una pena.


  • 6. LA GRAN ESTAFA AMERICANA de David O'Rusell:

      "Supongo que algo de esto me gustó en realidad".

      Para quien no lo sepa O'Rusell dirigió "El Lado bueno de las cosas" (Nominada al Oscar a la mejor película en 2013), y muchos ya le catalogan como el director de moda en EEUU.
      A pesar de eso y de contar (una vez más) con la genial Jeniffer Lawrence entre el reparto, la película no me acaba de convencer.
      Para mi fue una de esas películas que vas a ver con la idea de que te vas a encontrar con un peliculón, y te encuentras con un "Bluff". A pesar de los escotes de Amy Adams a la historia le falta sal.
      Lo mejor, la escena de "Live and let die".

  • 5. HER de Spike Jonce:

O de como tener una aventura con el ordenador de tu casa.

Lo que más me indigna de esta película es que Scarlett Johansson, que da vida a Samantha, la voz del sistema operativo del que se enamora el personaje de Phoenix; no esté nominada al Oscar como mejor actriz protagonista. Para los entendidos, solo con su voz no era suficiente.
Precisamente es su voz lo que da sentido a la película, te enamoras de ella y sufres con ella; que hay conversaciones demasiado largas y escenas que sobran, pues si, pero es una película que te hace pensar y reflexionar sobre dónde van a ir a parar las relaciones humanas como sigamos con esta orgía tecnológica que envuelve al siglo XXI.
Por favor, si queréis verla, mejor en versión original.


  • 4. DALLAS BUYERS CLUB de Jean Marc Valleé

¿Quién eres tú y que has hecho con Matthew? 
 
Inquietante el cambio físico que ha sufrido para dar vida a éste personaje enfermo de SIDA, que lucha por encontrar la cura de una enfermedad  que en los años ochenta era aún una gran desconocida.
Tanto McConaughey como su coprotagonista Jared Leto, están nominados, y muy merecidamente, a sendos oscar en la categoría de mejor actor y mejor actor de reparto. Ambos han adelgazado 20 kilos para dar vida a sus personajes y hacer creíble su enfermedad.
Como curiosidad, la película (que para quien no lo sepa es de bajo presupuesto) también está nominada en la categoría de mejor maquillaje, donde contaban con tan solo 250 dolares para maquillar a los actores principales y todos los extra.


  • 3. GRAVITY de Alfonso Cuarón.

La Verdadera Odisea Espacial del 2013

Cuarón hace un trabajo inmejorable como director, Sandra bullock está aceptable, a pesar de la peluca que nos lleva.
Sin duda es una peli hecha por y para el 3D, una experiencia visual de noventa minutos, como ninguna otra que hayamos visto antes. 
Quizás le falte algo más de guión, una mayor profundización en el personaje de Bullock y le sobre alguna que otra catastrófica desdicha de las mil y una que suceden.
Lo que está casi seguro es que Cuarón se llevará el Oscar al mejor director el próximo 2 de marzo.

  • 2. CAPITAN PHILIPS de Paul Greengrass
Una de Piratas.

Piratas somalies que secuestran un carguero norteamericano con Tom Hanks a bordo. Esa es la premisa de partida y salida de Capitan Philips, una película que no veo yo muy de oscar, pero que ha sido de mis favoritas.
No me ha aburrido en ningún momento durante sus dos horas y cuarto de duración. Tom Hanks está soberbio como capitán de barco y hace una de sus mejores actuaciones, de esas que traspasan la pantalla y te calan debajo de la piel. Inexplicable su no nominación en la categoría de mejor actor.


  • 1. EL LOBO DE WALL STREET de Martin Scorsese

"A esta película le sobran 20 minutos de tetas."
 
Casi todo el mundo comenta lo mismo, y en mi humilde opinión, a los 30 minutos de película ya entiendes que los protagonistas están pasadísimos de la cabeza y que su vida es: putas, sexo, alcohol, drogas y cantidades indecentes de dinero; y no hace falta extenderse mucho más en el tema.
Aún así son 180 minutos con el culo pegado a la silla y la carcajada en la boca. Leonardo Di Caprio lleva el peso de la película, y lejos de quedar saturados de él y de las locuras de su personaje, te deja con ganas de más.
Algunos dicen que el final es un poco precipitado. El descenso a los infiernos del protagonista se cuenta en apenas veinte minutos. Aunque quizás, realmente, se lleva contando desde 160 minutos atrás.
Para quienes no lo sepáis Jordan Belfort es real y aparece en la última escena de la película.




Y a vosotros ¿Cuál os ha gustado más?

lunes, 24 de febrero de 2014

1.

DE CÓMO LOS DEMÁS DEFINEN QUIENES SOMOS.
O DE UNA MANERA MÁS SIMPLE: PRESENTACIONES.


En todos los grupos de amigos encontramos una variedad de personajes y roles que no solo definen la naturaleza del grupo, sino que también nos definen a nosotros mismos.

En primer lugar está la persona guapa, aquella a la que, aunque le pongamos un saco de patatas y lleve el pelo sin lavar de tres días, va a estar guapa y acaparar toda la atención de la gente a su alrededor, y por tanto, a ojos de los demás, el resto de miembros siempre vamos a ser feos, aunque en atributos naturales seamos de lo más normal.

Al guapo le sigue de cerca el que tiene la flor en el culo, que haga lo que haga todo le va a salir bien, y al que el resto no debería nunca imitar a no ser que quiera meterse en un sin fin de problemas y catastróficas desdichas.

Luego esta el o la graciosa, que ya te puede contar el peor chiste del mundo, el más racista e hijoputista, que no te hará ninguna gracia por el grado de crueldad y aún así, te acabarás riendo.

En todos los grupos se identifica al líder, la dosis de liderazgo va en proporción a la falta total y rotunda de personalidad en el resto de miembros del grupo. En los casos más extremos me gusta más emplear el termino "Guay".

Encontramos también al hablador/maruja/egocéntrico, aquella persona con verborrea acentuada que te habla de su vida y la de su prima al más mínimo detalle, aunque no te intereses, y que hace parecer al resto de miembros callados y sosos.

Y por último, aunque puede que me deje un centenar de roles por el camino, encontramos al curioso, aquel que sabe datos, estadísticas y noticias que el resto del grupo no sabe, y al que se denomina vulgarmente como Friki, que en mi caso, soy yo.

Ser curioso es un atributo inestable, la mayoría de los casos proporcional al tiempo libre dedicado a trastear por el inmenso mundo de la fibra óptica. No somos especialistas en nada, al menos en mi caso; pero leemos mucho, de aquí y de allá y luego trasladamos la información a aquel ser viviente o mutante que nos quiera escuchar.

Obviamente, uno no puede ser friki de todo, y yo tengo ésta licenciatura con master en cine, televisión y literatura; así que cuando mi amiga Rebeca (quien desempeña el rol de exiliada al extranjero) me preguntó que ¿Por qué no me hacia un blog? Yo pensé ¿Por que no?