Si no has visto por lo menos hasta la tercera entrega de Homeland, te recomiendo que NO sigas leyendo.
Our Hopes And
Expectations
Black Holes And Revelations
(Nuestras esperanzas y expectativas
agujeros negros y revelaciones)
Tras una floja tercera
entrega, que consiguió aburrir a público y crítica hasta casi la
mitad de su temporada; y tras la decisión tomada en el último
capítulo, muchos augurábamos a Homeland el mismo destino al
que se ve abocado su flamante protagonista: La horca.
Homeland se había
convertido en un producto a la deriva, durante tres temporadas había
llegado tan lejos solo para acabar sin rumbo y sin manera de poder
volver a donde había empezado, había sido tal la decepción que
miles de voces se preguntaban ¿Y ahora, qué? O directamente
afirmaban que la serie debería haberse cerrado en tres temporadas y
no renovar por una cuarta. Para que negarlos, muchos habíamos perdido toda esperanza.
Puede que Homeland
hubiera sido la serie perfecta de haberse cerrado en una sola
temporada; puede que esté irremediablemente perdida en el mar,
viajando a la deriva, esperando encontrar una luz de estrella que la
guíe de nuevo a su hogar; o puede que, simplemente, necesitara
soltar lastre para poder contarnos lo que nos venía a contar desde
el principio.
Tras el polémico final
de la tercera temporada, Alex Gansa (Showrunner de la serie) confesó
que el personaje de Brody estaba destinado a morir en aquel
Bunker, pero que tras una petición de la cadena, decidieron cambiar
las tramas y dejarlo con vida.
Supongo que saber que el
plan nunca fue que el personaje interpretado por Damian Lewis pasara
de los trece capítulos te acaba cambiando la perspectiva de la serie
y la visión que tenías de la misma. Si el fin de la serie nunca ha
sido contarnos la historia de amor más enrevesada, caótica y
abstracta de los últimos años, entonces ¿Qué era lo que nos
quería contar?
Lo cierto es que si
Homeland quería llegar a alguna parte y no acabar siendo una mera
caricatura de sí misma, debía de reinventarse y salir de ese
agujero negro a donde la relación de los dos protagonistas la había
llevado. Iba a resultar muy inverosímil que estos dos tuvieran una
mínima oportunidad de acabar juntos y ser felices, y tampoco era el
plan de los guionistas, quienes vieron que la solución más lógica,
por mucho que nos doliera o nos indignáramos, era la que se tomó en
el capítulo 3x12.
Y después de ver la
cuarta temporada, lo único que lamento, es que eso no
lo hubieran echo antes.
La serie por fin nos
está contando lo que venía a contar: Una historia de espías, donde
todos esconderán secretos, nadie será lo que parece y una vez más
se nos plantea esa duda moral sobre quién hace el bien y quién el
mal.
La
decisión de llevar toda la acción a Pakistan y Afganistan ha
resultado un acierto. Da a la serie lo que tanto buscaba, un aire
renovado. La aleja de aquellos agobiantes despachos de Langley que ya
teníamos muy vistos y se permite el lujo de mostrarnos cómo se
viven las guerras del siglo XXI en el campo de batalla.
Una
mala decisión por parte de Carrie y su equipo dará comienzo a una
temporada que nos trae de vuelta la mejor versión de Homeland. El
ritmo, los giros de guión, la sensación de que algo más grande
está por venir... Una auténtica partida de ajedrez, que llega a su
climax en “Trece horas es Islamabad”, el mejor capítulo
de la cuarta temporada, que lejos de alcanzar el nivel del capítulo
final de la primera, se convierte en lo más parecido que hemos
podido ver desde entonces.
Después la adrenalina se
acaba diluyendo, el efecto de calma tras de la tormenta resulta ser
demasiado decepcionante para un espectador acostumbrado a los
potentes finales de temporadas anteriores, y acaba desluciendo al
conjunto de una temporada que podía haber sido redonda de haber
acabado con el cliffhanger del capítulo 11.
El último capitulo se
entiende mejor como prólogo a lo que veremos en la quinta entrega,
un prólogo lleno de revelaciones
y con un inquietante título “Mucho tiempo gestándose” que nos
permite plantearnos que quizás muchas cosas de las que han pasado,
hayan sido parte de otro plan.
Y para acabar, os dejo con la banda sonora del capítulo de hoy: Starlight de Muse, de su album Black Holes And Revelations